Combinar el ejercicio físico con la dieta mediterránea anula
la predisposición genética a la obesidad. Así lo ha determinado un estudio
realizado por Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la
Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) y publicado en la revista 'Plos One'.
La investigación ha señalado que estos dos elementos son
claves para compensar la mutación de los genes FTO y MC4R, de forma que la
persona que sufra esta mutación no tenga que ser necesariamente obesa. Estos resultados refutan la creencia de la
imposibilidad de luchar contra la genética.
El estudio se ha basado en el análisis de los dos principales
genes relacionados con la obesidad. El FTO es uno de los responsables de la
acumulación de grasas y el MC4R es el segundo en relevancia en los estudios del
genoma asociado a la obesidad.
Los investigadores trabajaron con una muestra de 7.052
personas. En todos ellos midieron la adherencia a la dieta mediterránea y a la
actividad física a través de
cuestionarios y analizando la presencia de las variantes en ambos genes.
Los resultados determinaron que la mutación de estos dos
genes no provoca los mismos efectos en todas las personas y su influencia está
modulada por el ejercicio físico y la dieta mediterránea.